Durante la contingencia nos enfrentamos a una situación que amenaza nuestro bienestar, nuestra vida y la de los demás, sobre todo por la disrupción en la vida cotidiana, el aislamiento social y por el temor a que nos contagien o contagiemos a los otros. Todo esto podría generar situaciones de estrés, por lo que se considera normal que presentemos emociones desagradables como miedo, frustración, enojo, aburrimiento, falta de concentración, o más intensas como ira o pánico.
Sin embargo, cuando el estrés se prolonga porque la situación no se resuelve pronto o por la presencia de algún otro evento traumático, como podría ser la enfermedad o pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa, la pérdida del empleo o sufrir cualquier tipo de agresión o si previamente ya presentábamos algún problema emocional, podrían desencadenarse estados más largos de ansiedad que conducirían al deterioro de la salud mental y física.
Artículo de La Jornada sobre los efectos de la cuarentena en los mexicanos
Respuesta por: Psi. Cristina Hernández Uribe